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Descanse en Paz Don Miguel Aldana Ibarra, enorme y extraordinario amigo-policía sin igual

porMarco

Oct 18, 2021
  • • Fue Director de INTERPOL-México

BLAS A. BUENDÍA *

A la edad de 76 años, falleció el prestigiado Doctor Miguel Aldana Ibarra, informaron sus familiares, quienes consternados, detallaron que alrededor de las seis de la mañana de este domingo 17 de octubre (2021), fue víctima de un fulminante paro cardiaco.
Ya había superado un primer aviso de ataque al corazón en el pasado reciente, por lo que en esta nueva ocasión, a pesar de que se le dieron los auxilios médicos correspondientes, desafortunadamente se presentó el desenlace.
El abogado penalista Alberto Woolrich Ortiz, presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A. C., al lamentar el deceso de tan extraordinario amigo profesionista en materia de Derecho, dijo que “la noticia me ha tomado de sorpresa”, recordando que otros ilustres amigos de carrera, también han ido falleciendo por diversas causas de salud, inherentes a la pandemia del Covid-19.
A través de una esquela, el Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A. C., igualmente lamentó profundamente el sensible fallecimiento del Doctor Jorge Miguel Aldana Ibarra, y se unió en la pena que embarga a su familia y amigos.
“¡Descanse en Paz el enorme Miguel (El cabezón) un extraordinario amigo y policía sin igual!”, comentaría el periodista Evaristo Corona Chávez, quien citó que “Miguel fue un policía tan honesto, que nunca necesitó de llevar guardaespaldas”, a pesar de haber figurado como director de la INTERPOL-México.
A diferencia de las voces viperinas, el Doctor Aldana fue toda una institución en el quehacer policiaco no solo de México, sino del mundo, ya que al fungir la gran responsabilidad como director de dicha corporación, en una álgida época durante el boom del narcotráfico que repuntó en la década los 80’s, en territorio mexicano, siempre se distinguió en combatir este flagelo.
La Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), cabe hacer mención, es la mayor organización de policía internacional, con 194 países miembros, por lo cual es una de las organizaciones internacionales más grandes del mundo, superando en uno, la cifra de países unidos a las Naciones Unidas.

Amante de la investigación policiaca
El escritor José Luis García Cabrera, en su libro denominado “Aldana, Héroe o Villano”, de 187 páginas, y cuyo material prácticamente fue boicoteado por las Mafias del Poder editorialista, hace una descripción de los grandes hechos que desarrolló en su vida activa y como gran policía Miguel Aldana Ibarra.
Destaca que sus declaraciones y recuerdos, siempre poseyeron el estilo del abogado que sigue la máxima periodística de “no escribir nada (o no hablar nada, en el caso del Doctor Ibarra) que no se pueda repetir de frente a la persona señalada”.
Fue un hombre amante de la investigación policiaca, el fútbol, la natación y el alpinismo, dispuesto siempre a transitar por las calles de cualquier ciudad del mundo para dar con los infractores de la ley; dialogante apasionado con sus interlocutores; crítico agudo de la impartición y procuración de la justicia a quien las trampas del odio y la traición, hizo que por largos años le amputaran su libertad.
Seductor de mujeres, bebedor de tequila y romántico clásico. Captor y descubridor de buena cantidad de narcos y El Búfalo, gigantesco rancho detectado en el desierto de Chihuahua donde se almacenaban más de once mil toneladas de marihuana. Policía de carrera, policía militante que tomó en serio las disciplinas partidistas y creía firmemente en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Colaborador cercanísimo de cuatro políticos que a en el devenir, alcanzarían la Presidencia de la República: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo.
Con esos antecedentes, era lógico que Jorge Miguel Aldana Ibarra llegara a ser Primer Comandante de la Policía Judicial Federal (PJF), y más tarde fuera llamado a dirigir la INTERPOL-México. Quien entonces, mejor, que él para enfrentar a los principales capos y traficantes de la droga de finales de los 70’s y principios de los 80’s, dentro y fuera del territorio nacional, sin medir las consecuencias y peligros que esto ha entrañado siempre.
Imprudencia con sentido del deber que al final le llevó a la prisión por más de cinco años. Castigo injusto que cruelmente Jorge Miguel Aldana Ibarra sufrió en carne propia, donde la justicia norteamericana le puso ficha roja en la web de la Drug Enforcement Administration (DEA, por su siglas en inglés) estadounidense, para su búsqueda y detención internacional, pero nunca prosperó.
El policía honesto, pensamos, es como El Quijote de Cervantes: cabalgar siempre en busca de ganar (al delito) una batalla. Aldana era uno de éstos. Por lo tanto, era un policía honesto, de una sola pieza, las 24 horas del día, en las que no había descanso ni en la charla de cantina ni en la discusión exaltada ni en los programas de televisión que veía por distracción.
Y aunque aparentemente no ponía la atención debida, su mirada perruna absorbía todo lo que había que ver a su alrededor, para luego de proceso mental, lanzarse a la búsqueda y captura de los principales prófugos de la justicia mexicana por buena parte del mundo.
Destacada trayectoria, tanto en su vida profesional como en las corporaciones policiacas en las que laboró, y su trayectoria académica dentro del Derecho Internacional, cátedra que impartió en el Instituto Politécnico Nacional.
Personalidad controvertida; crítico y autocrítico; duro y exigente en grado extremo con todos; fustigó a todos esos torturadores y fanfarrones con charola y pistola al cincho; siempre fue un abogado más que hiperactivo; “un policía sinigual”, como de definiría el periodista Evaristo Corona. Aldana.
Se debe puntualizar, Jorge Miguel Aldana Ibarra, fue un abogado que conoció la vida tras las rejas, sufriendo en carne propia las torturas físicas y psicológicas a las que fue sometido, para obligarlo a aceptar actos criminales que muy lejos estuvo de haberlos cometido.
En su larga trayectoria como investigador, encontramos entonces, no la labor sin contenido ni la pasión, más bien, se trata de actitudes muy bien concebidas en tres pilares: la atención medida de las cosas; la experiencia que va dejando huella; y las actitudes humanas tan raras entre los policías.
Jorge Miguel Aldana Ibarra, de oficios y estudios diversos, desde niño decidió ser policía de tiempo completo. Algo que pareciera fácil pero resulta complicado y de alto riesgo. No solo porque en México (y en muchas otras partes del mundo) hay buen número de policías asesinados, sino porque el trabajo de investigación y dedicación, regularmente, los mantiene alejados de la familia, de los hijos, de los seres queridos, además de que son raquíticamente pagados. Pocos saben a cuántos y a quiénes llevó a la prisión bajo ese esquema.
Jorge Miguel Aldana Ibarra era uno de esos atípicos personajes que escasean en la policía mexicana, de aquellos que leen, estudian, se preparan, investigan y gozan de la vida policial e ingresó como mozo al Instituto Mexicano del Seguro Social.
Pero en 1965, a la edad de 20 años, ingresó a la Secretaría de Gobernación como inspector de Migración, sin dejar de proporcionarles información a la Policía Judicial Federal y al Servicio Secreto.
Posteriormente, pasó a la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales de Gobernación. Durante los seis años de gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), fungió como comandante de investigaciones de la Procuraduría General de la República, hoy Fiscalía, teniendo bajo sus órdenes a Florentino Ventura Gutiérrez y al hermano de éste, Juan.
Al cambio de gobierno, en 1977, Florentino Ventura fue nombrado jefe de la INTERPOL-México y le llamó su segundo en el mando. Para ese entonces, Aldana aun no concluía la carrera de licenciado en Derecho, lo que no fue obstáculo para que se le nombrara Coordinador General de la Subsecretaría de Enlace del Partido Revolucionario Institucional.
Apenas tomó posesión como Presidente de la República (diciembre/1982), Miguel de la Madrid Hurtado ordenó que sin que renunciara a la entonces PGR, se le promoviera el nombramiento de Coordinador General Operativo y Administrativo de la Dirección Federal de Seguridad.
Días después, el 9 de diciembre, el Procurador General de la República, Sergio García Ramírez, lo nombró Primer Comandante de la PJF y jefe de la INTERPOL-México. Para entonces, Jorge Miguel Aldana Ibarra, ya tenía en el bolsillo su título de abogado.
Gustoso aceptó el nuevo cargo y, sin dudarlo mucho, puso en práctica el cúmulo de vivencias que atesoraba y venía enriqueciendo desde cuatro lustros atrás. Se propuso, además, rescatar a compañeros de oficio, aprovechar su experiencia que se perdía en las calles o las oficinas burocráticas a donde servían como choferes de funcionarios públicos de primer nivel. También buscó y logró refrescar los años mozos de noveles o “viejos” policías, recrear rasgos o atmósferas que rejuvenecieron el anquilosado ejercicio policiaco.
De esa suerte, sus actividades al frente de INTERPOL-México, comenzarían a aparecer en las páginas de los principales diarios del país. Para 1984, el Comandante Aldana era un policía al que no le agradaba torturar a los detenidos, culpables o no.
Los narcotraficantes que cada vez ganaban más espacios, sabían que aunque les respetaba no significaba que les tenía permitido trabajar libremente. El ejemplo inmediato era que en ese año les había pegado duramente en Tijuana, Zacatecas y en Chihuahua.
Los últimos trabajos del Comandante Aldana fueron realizados casi acosado por sus enemigos agazapados e infiltrados en la misma Procuraduría General de la República y la DEA, que finalmente le arrebataron la libertad al enviarlo injustamente a prisión por más de cinco años, en el Caso Enrique “Kiki” Camarena Salazar, circunstancia que más ben tenía tintes políticos y venganzas policiacas.
El comandante Jorge Miguel Aldana Ibarra, si bien fundó la CONASEJU (Confederación Nacional de Seguridad y Justicia de México, A. C.), señalaba que a pesar de su inexplicable detención a quien se le imputaban inexactos delitos inherentes producto de su profesión, sorteó de terceros la ambición, el orgullo, el odio y la traición.
Jorge Miguel Aldana Ibarra, deja un legado en el que impera la comprensión y el deseo de seguir adelante, con la esperanza por parte de quienes ostentan el poder, para que adopten políticas y criterios necesarios, a fin de que en el territorio nacional prevalezca el Estado de Derecho, y las autoridades respectivas ofrezcan seguridad y justicia para todos quienes viven en México.
“¡Descanse en Paz el enorme Miguel (El cabezón) un extraordinario amigo y policía sin igual!”

Reportero Free Lance *
filtrodedatospoliticos@gmail.com